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Como dijo Emilio Duró (y también Sigmund Freud en su día) la motivación de la vida siempre es por razones emocionales. La cura contra el cáncer la descubrirá un padre que haya perdido a su hijo por esta enfermedad, o un científico que busque el reconocimiento social. Las guerras comienzan en el momento en que se busca más poder (ego), o cuando un país vecino nos humilla de alguna forma (venganza).

Y la persona que lidere el mundo, será aquella capaz de controlar sus emociones y así guiar y manejar la de los demás. El poder social comienza en el poder emocional. Y, por supuesto, el éxito con las chicas depende ABSOLUTAMENTE de este mismo principio. Cuanto más fino se hile a nivel emocional, más éxito tendremos en la vida. Muchos le llaman a esto adaptabilidad y supervivencia.

¿Qué ocurre cuando tenemos mal Juego Interno? Que en vez de hilar fino… hilamos grueso. Los hombres que tienen problemas para relacionarse con mujeres manejan sus emociones en un sistema BINARIO. Es decir, que sólo tienen dos posiciones emocionales: tener la emoción en su máxima intensidad, o no tenerla. No aceptan términos medios. Al igual que los ordenadores, que funcionan sólo con “0” y “1”, o los interruptores que funcionan con ON y OFF.

Pongamos un ejemplo:

  • Un chico conoce a una chica, pero tiene un problema, su enamoramiento sólo tiene ON Y OFF, así que, cuando la chica es simpática con él… en vez de ilusionarse un poco, se enamora locamente de ella (pasa del 0 al 1 de golpe). Luego ella se hace amiga suya, y no quiere nada más con él. Y en vez de bajar la intensidad de su interés, sigue plenamente enamorado de ella. Ella se echa novio. Él, de pronto, se lo toma como una ofensa tremenda, y desarrolla hacia ella un odio tremendo (el odio pasa de golpe del 0 al 1).

Esta bipolaridad en el interés, el amor, el odio, etc. son rasgos de una gran debilidad emocional. Una persona sana, madura y poderosa, habría discriminado cientos de emociones intermedias entre el ON y el OFF. Veamos el mismo ejemplo en alguien con buen Juego Interno.

  • Un chico conoce a una chica y cuando la chica es simpática con él… él siente una pequeña curiosidad sobre ella, que le hace estar tranquilo y sin regalar, pero con cierto interés. Eso hace que ella le vea como alguien selectivo y atractivo. Poco a poco se hacen más amigos, y hay mucha atracción entre ambos. El chico no se enamora, pero como su atracción mutua crece, se besan y tienen sexo. Al poco tiempo descubren que prefieren quedar como amigos… y así lo hacen. El chico no sufre, porque aún no había tenido emociones de amor por ella, ni ella por él. Ella se echa novio. Él se alegra por ella y se hace amigo del novio también.

Ejemplos como estos, hay miles. La persona madura lo es porque discrimina cientos de emociones intermedias entre el 0 y el 1.

El problema de funcionar en binario, es que tus emociones van a ser muy rudimentarias y tremendamente desproporcionadas e irracionales. Te vas a enamorar cuando aún no deberías, te vas a enfadar con muchísima facilidad, etc.

Se produce un REDONDEO EMOCIONAL. Siguiendo el código entre “0” y “1”, si la situación requiere que tengas un 0,56 de interés, tu mente va a redondear y va a generar un 1 de interés (como en el caso del chico que se enamora sin haber tenido ningún tipo de relación con la chica). Y si la situación requiere que tengas un 0,34 de interés… tu cerebro te va a dar un 0. Es decir, NO vas a actuar cuando deberías (esto ocurre cuando una chica nos mira y nos entra el miedo y NO somos capaces de decir nada, ni de prestarla atención).

Funcionando en binario, jamás podremos ser felices y mucho menos tener éxito, porque las interacciones sociales requieren un sistema de cientos de puntos intermedios. Si no hacemos esto, estaremos funcionando en blanco y negro bidimensional, teniendo ante nosotros un mundo en color tridimensional.

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