En un artículo anterior, comenté la importancia de trabajar TODOS los aspectos de un problema. Hasta que yo no sea capaz de limpiar todos los aspectos de un tema, no sentiré verdadera liberación ni autonomía con ese tema.
El problema es que no siempre es tan sencillo eliminar todos los entresijos o aspectos de un problema, porque a veces cuesta encontrar esos aspectos. Ya dijimos que a veces es nuestra propia mente la que nos los esconde (Las resistencias), pero otras veces, los aspectos, simplemente son difíciles de encontrar porque la mente estructura las emociones y creencias en forma de raíz, como si de un árbol genealógico se tratase.
Al igual que un padre y una madre dan lugar a una gran familia de 500 miembros. Un problema principal puede dar lugar a cientos de creencias y emociones secundarias que se instauren durante años en nuestro cerebro.
Unas emociones se derivan de otras, y a su vez otras de otras, etc.
Si nos imaginamos un árbol genealógico, como el que aparece en la foto, nos daremos cuenta de que, si queremos trabajar todos los aspectos de un problema (todos los miembros de la familia) tendremos que ir constantemente de arriba abajo, y de abajo arriba, cubriendo rama a rama cada miembro hasta el final de la misma.
Es decir, que si yo, por ejemplo, estoy analizando los miembros de la familia que salieron de mi tía Margarita, esa rama de la familia, tendrá fin en un momento dado. Pero la familia no acaba ahí. Luego tendré que estudiar los descendientes del tío Eusebio, la tía Dolores y el tío Paco. Y cada uno de ellos tendrá varios descendientes más.
Con las emociones ocurre exactamente lo mismo. Un problema se subdividirá en 4 o 5 áreas (o las que sean). Cada una de esas áreas, se subdividirá en una o dos más (o las que sean). Y cada una de esas últimas dará lugar a una ristra de aspectos que tendrán fin en un momento dado. Pero tendrá fin la ramificación, no el problema en sí. Para cubrir el problema entero tendré que hacer ese mismo proceso con cada ramificación.
Pongamos un ejemplo.
Imaginemos que yo intento aliviar la sensación de dolor provocada por una ruptura con mi pareja. Ese problema “general” se subdividirá en varios sub-temas principales: miedo a estar solo, echarla de menos, sensación de escasez (no encontrar a nadie igual), frustración, etc.
El problema es que, normalmente, yo no soy consciente de estos sub-temas hasta que empiezo a hacer el Tapping. Por eso es tan importante no poner filtro a las sesiones y fluir por las frases que nos vayan viniendo. Así que, en la sesión me vendrá una frase sobre el miedo a estar solo. Y ahí empezará la primera ramificación con su consecutiva ristra de frases. Esa ramificación tendrá fin, y al cabo de 20 frases (o las que sean) notaré que ya no me salen más frases de ese miedo a la soledad. ¿Qué tenemos que hacer en ese momento? Encontrar más “parientes”. ¿Y cómo se hace eso? Revisando las frases hacia atrás, hasta encontrar una anterior que nos traiga a la mente un aspecto nuevo. Ahí se abrirá una nueva ramificación y así sucesivamente.
Sé que esto parece complicadísimo, pero tranquilos que no es nada complicado y es algo muy intuitivo que se pilla enseguida. Sobre todo porque no hace falta ser MUY preciso. Este concepto de las ramificaciones es útil sólo cuando me atasco y veo que he llegado al final de un hilo, pero que aún siento que el problema tiene más áreas que trabajar. Si no siento ese atasco, no es necesario aplicar esto.
En ese momento, lo único que tendré que hacer es seguir las frases en orden inverso y encontrar una frase anterior (a veces incluso será la primera de todas) que me traiga a la mente algún aspecto nuevo del problema que se me estaba pasando por alto.
No se si es que no ves los comentarios de las entradas antiguas o que simplemente no has querido contestarme. Te realicé una consulta que para mí es importnatísima en la entrada “Doctor, ¿Es ésta es mi tribu?”. Te agradecería muchísimo que me la respondieses.
Gracias