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Todos los libros de la Santa Doctrina de la Seducción hablan de la cualificación. ¿Qué es la cualificación? La cualificación consiste en demostrar a una mujer que NO sólo nos importa un físico, sino que buscamos en ella una actitud, una personalidad y unos valores que justifiquen un interés real en ella, más allá de la simple atracción. Es decir, la cualificación es el proceso por el cual la chica se abre a nosotros, mostrándonos sus “cualidades” como persona (de ahí el nombre), para que nosotros, posteriormente, podamos justificar nuestra escalada física de una forma legítima.

El proceso sería el siguiente: ella nos intenta impresionar mostrándonos lo “valiosa” que es…y nosotros la premiamos escalando y avanzando físicamente (besándola, cogiéndola de la mano, etc.). Para acelerar este proceso, hay un montón de trucos y preguntas, para incitar a la chica a que se “cualifique” (es decir que la pinchamos para que nos cuente cosas suyas) y así poder escalar de forma justificada.

Pero es que esto queda TREMENDAMENTE forzado. Las chicas no son tontas y en 5 minutos una chica NO puede encantarnos porque NO LA CONOCEMOS DE NADA. Lo siento mucho pero es que esto es así. No es congruente que una chica nos encante en 5 minutos por mucho que consigamos que ella nos cuente cosas.

Esto puede funcionar a altas horas de la noche con chicas poco inteligentes o poco selectivas (o ambas cosas). Pero con una chica con opciones, inteligente y que sabe lo que quiere…estos trucos NO funcionan. Con una mujer madura y selectiva sólo podremos justificar nuestra escalada conociéndola de verdad. Tampoco es que se tarden milenios.

Si tengo que estar haciendo preguntas todo el rato, para conocer a una chica, entonces es que lo estoy haciendo mal y con prisas. Porque cuando una interacción fluye y empieza a haber cierta confianza…la información acerca de la otra persona se extrae de forma implícita, por el contexto, los comentarios y las acciones de la persona. No por respuestas directas a preguntas directas.

Una persona REALMENTE selectiva jamás obtendría información preguntando directamente, al igual que un policía no espera saber si alguien es un ladrón preguntándolo directamente. Digo yo que tendrá que basarse en pruebas.

Un hombre selectivo debe hacer igual. Cualificar preguntando sólo con la intención de poder escalar es MUY FRUSCO. La Santa Doctrina NO nos enseña a ser selectivos, nos enseña sólo a PRECERLO para que no quede raro escalar sexualmente con una chica sin conocerla de nada. Pues bien, este no es el camino. Y al final, queda raro.

Pondré algunos ejemplos de cómo se cualifica mal, con prisa, y cómo se cualifica bien, con paciencia:

  • Mal: le pregunto, sin venir a cuento, qué música le gusta y me dice que los Beatles. Yo le digo que a mí también y que eso me parece muy sexy. La intento besar.
  • Bien: charlando en un local, ella, de pronto, se pone a bailar ante un tema de los Beatles…yo me fijo y, sin necesidad, de preguntar…le digo: no te puedes ni imaginar lo sexy que me resulta ver a una mujer que le encanten los Beatles y que no pueda evitar moverse cuando escucha un temazo como este.
  • Mal: le pregunto que a qué se dedica. Me dice que es arquitecta…yo la premio diciendo que me parece muy interesante por ser arquitecta.
    Bien: comentando que hay una cafetería muy “chula” en la ciudad, ella me comenta no la conoce pero que le encantaría conocerla, en parte también por su trabajo. Yo indago diciendo que si es hostelera. Ella me dice que no, que es arquitecta. Yo no le digo nada más. Ser arquitecto NO es suficiente para que una chica me parezca interesante.
  • Mal: le pregunto directamente si se considera una chica romántica. Ella me dice que sí. Le digo que eso me encanta y que me están entrando ganas de besarla.
    Bien: dando un paseo veo que se para unos segundos delante de un par de ancianos cogidos de la mano y veo que ella sonríe. Yo le digo que me fascina ver cómo una chica tan madura tiene una sensibilidad tan especial y lleva en secreto un corazón tan dulce y romántico. Le doy un besito en la frente.
  • Mal: le pregunto, sin venir a cuento, si le gusta el arte. Ella me dice que sí. Yo le digo que eso me encanta de una mujer.
    Bien: hablando con ella, le digo que estoy deseando volver a Italia. Ella dice que no puede imaginar un plan mejor que pasar un fin de semana rodeada de arte. Yo le contesto que me fascinan sus comentarios. La beso.