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Hay veces que una interacción va genial y es MUY sencillo volver a quedar con la chica. Y otras en las que algo sale CLARAMENTE mal y nos acaba resultando imposible rescatar la situación. Pero, digamos que, entre ese blanco (que todo salga bien) y ese negro (que la interacción se vaya totalmente al traste) hay un montón de grises…en los que la chica no nos está rechazando totalmente, pero que sí que nos está poniendo ciertas dificultades para contactar con ella o volver a verla, con cosas como: no coger nuestras llamadas ni devolverlas; tardar mucho en responder o no responder los e-mails; etc.
En estos casos, nuestra mente nos da dos razonamientos: por un lado, si ella no coge y no tiene interés… casi merece la pena rechazarla…; pero por otro lado, si todo iba bien y, de pronto, hay algunos fallos, quizá el error no sea nuestro y haya algo que no sepamos que haga que no todo esté perdido. Pero…aún en este caso ¿cómo demonios debemos actuar?
El 99% de los hombres maneja mal la presión y las dificultades porque NO saben gestionar la paciencia. Eso hace que por no esperar actúen de dos formas: o pasan de la chica y no vuelven a llamarla nunca; o la llaman una y otra vez hasta que consiguen cerrar la cita, mostrando necesidad y destrozando la interacción con poca posibilidad de reparación.
No hay que olvidar que las mujeres tienen VIDA real. Tienen cosas que hacer y pueden no responder al teléfono porque estén trabajando o haciendo cualquier otra cosa. También hay que entender que antes de tener sexo con ellas, aún estamos en fase de “prueba”, es decir, que ellas realizan pequeños test poniéndonoslo difícil, para ver cómo reaccionamos.
Lo ideal en estos casos es no volver a contactarla ese mismo día, pero tampoco descartarla por completo.¿Cómo se materializa esto en la práctica? Mostrando un poco de “hielo” o distancia, y pasado cierto tiempo, volver a intentarlo. Con la regla de que nunca se puede intentar algo más de 2 veces (3 si la chica nos parece absolutamente excepcional y si fue ENCANTADORA en las etapas anteriores). Tened en cuenta que son interacciones que “damos por perdidas”, no tenemos nada que perder.
Veamos algunos ejemplos:
  • Sugerimos de palabra la idea de ir a cenar un sábado por la noche. El viernes llamamos a la chica para concretar/confirmar y no nos lo coge ni nos devuelve la llamada. En este caso, dejamos pasar una semana sin dar NINGUNA señal de vida, y volvemos a llamarla. Si no coge, dejamos pasar un mínimo de 2 o 3 semanas…y la contactamos por Facebook, preguntándole qué tal le va todo, de forma muchísimo más informal. Ella contesta y volvemos a escalar en la interacción.
  • Conocemos a una chica por la noche y nos damos los teléfonos, apalabramos la idea de ir juntos a patinar un día juntos y ella parece muy receptiva. La llamamos pasados unos días, para concretar la cita, y ella SI responde al teléfono, pero nos dice que está muy liada y que esa semana no puede, nosotros decimos que genial, que ningún problema y que nos mande un mensaje cuando sepa qué días va a tener libres. Ella no manda ningún mensaje. Nosotros dejamos pasar dos semanas (una para que nos mande el mensaje que finalmente no manda y otra para crear “hielo”) y pasado ese tiempo volvemos a llamar. Ella coge el teléfono y nos dice que siente haber estado desaparecida y que finalmente sí puede quedar. Concretamos la cita y acude.
En mi propia experiencia, este tipo de casos en los que la chica no nos rechaza, pero tampoco nos lo pone fácil son, como mínimo, la MITAD de las interacciones. Es decir, que es MUY normal que esto ocurra. Primero, porque las chicas tienen vidas reales, ocupadas y llenas de cosas que las hacen inaccesibles, al igual que nos pasa a los hombres también. Segundo, porque culturalmente ellas crecen pensando que pueden ser más informales que los hombres y se preocupan menos de contestar, responder, etc. Y tercero, porque, a veces, las chicas querrán ponernos a prueba y ver cómo manejamos el estrés ante una situación difícil.
Así que, una vez más, aquí la PACIENCIA y el autocontrol es CLAVE. Ella nos está poniendo a prueba y necesita saber que somos capaces de persistir sin mostrar necesidad y sin perder el control, ni dejar de ser selectivos.
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