Antes de ayer tuve una conversación muy interesante con mi padre.
Estuvimos hablando sobre lo incomprendidos que han estado muchos genios de la historia que llegaron incluso a vivir y morir en la pobreza, como fue el caso de Mozart o Van Gohg . Y sin irse a casos de fracaso económico, ejemplos como el de Nietzsche o Chopin nos muestran personas realmente atormentadas y rechazadas por la sociedad, sin amigos ni relaciones sanas con la gente que les rodeaba. Es decir que eran casos de radical genialidad, recluidos a una vida de aislamiento y fracaso, por no tener una de las más importantes habilidades que puede haber en este mundo: la inteligencia social.
Yo me planteo… qué habría ocurrido si yo hubiera conocido a estos genios en persona. ¿Habría sido capaz de haberme hecho amigo suyo? ¿Me habría merecido la pena aguantar sus locuras y su falta de habilidad social? ¿Habría soportado sus constantes meteduras de patas o faltas de tacto? Siendo sincero, creo que no.
Si comiendo con Nietzsche hubiera hecho un comentario despectivo sobre las mujeres estando mi madre delante, o si hubiera tenido que soportar infinidad de veladas depresivas con Chopin, muy probablemente habría decidido que las emociones y una relación sana a nivel humano, pesa más que cualquier genialidad.
Así que he reflexionado mucho: no sólo es importante ser excepcional en cosas tangibles o racionales; es muy necesario ser también excepcional en la forma en que vivimos el día a día, en el modo en que tratamos las emociones y la manera en que cuidamos a la gente que nos rodea.
Merece la pena ser personas cariñosas, cercanas, estables, compasivas y sanas que hagan feliz a la gente que hay a nuestro alrededor.
Y por mucho valor que tengamos (buen físico, dinero, cultura, inteligencia, etc.) no nos servirá de nada si no somos capaces de cuidar y hacer sentir a gusto a las personas que nos importan. Si Mozart acabó pobre y condenado a la soledad no fue por causa del azar. Nada es casualidad. Todos tenemos responsabilidad en lo que nos ocurre en la vida. Y si no tenemos el tipo de relaciones que nos hacen felices, merece la pena plantearse por qué y tomar cartas en el asunto.
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Inmenso!!!
Ultimamente he estado leyendo ASI HABLO ZARATUSTRA de Nietzsche.
No quiero parecer pedante pero su metafora narrativa me parece espectacular, especialmente el capitulo donde desarrolla la transformacion de hombre a superhombre pasando por el camello, leon, y finalmente niño.
Es una pena que debido a la presion social, no halla cabida para genios que desarrollen sus capacidades interiores.
Personalmente creo que es deber de cada uno ayudar a los demas con cierta prudencia y sin orgullo, puesto que hasta las personalidades mas geniales necesitan dar y recibir amor.
Hola Álvaro, quiza estaban tristes y además veian relativamente el mundo desde el lado hueco. Es decir “negativo”. Yo he sido una persona triste durante un largo período de mi vida y he podido averiguar que el “Orgullo” y la razón fueron grandes perjudiales en esa etapa de la cual hablo. Soy una persona con gran talante y propia de recursos. Afortunadamente tras una investigación interior he descubierto que la vida es maravillosa e infinitamente llena de posibilidades.
Nietzsche por ejemplo como otros tantos genios no llegaron a conquistar su Orgullo, quizá si tampoco lo se.
Hay un libro que en particular recomiendo que se llama “la fuerza del optimismo” de Luis Rojas Marcos, el cual es impresionante.
Un grandísimo! abrazo y gracias por este blog tan auténtico.
Cesar
Sentirse Importante, gran artículo:
http://www.lasprovincias.es/valencia/20090621/vida-ocio/cuestion-personal-20090621.html
Óscar