El momento lo es todo. Cualquier acción puede ser algo buenísimo o malísimo, dependiendo del momento. Las relaciones humanas no son algo tan fácil como para poder decir que siempre hay que hacer una cosa u otra. Ese es el problema, que tenemos que hacer cosas adaptativas. Según el momento será bueno hacer unas cosas u otras.
Si una chica se siente vulnerable, no será lo mismo que si tiene una actitud altiva. Y sí, la misma chica, en la misma cita puede pasar por ambos estados. Así que, una vez más el momento lo es todo.
Es por ello que a hablar con otra persona se le llama INTERACCIÓN. Porque hay dos partes que interactúan entre sí y tenemos que ser capaces de interiorizar principios adaptativos y flexibles, en vez de reglas rígidas.
Vende más decir que se pueden aprender reglas inmutables y fijas sobre las cosas, pero no es tan sencillo. Por eso las relaciones humanas son tan bellas, tan complejas y tan fascinantes. Las circunstancias de cada momento lo cambian todo y siempre tenemos que observar e interactuar con la persona que tenemos delante.
Y es importantísimo entender que un piropo en un momento que no procede es tan nefasto como una falta de él cuando es necesario. Lo mismo ocurre con dar protección o tomar el pelo a una chica. El momento lo es todo. Si le damos un piropo cuando está altiva, o si la tomamos el pelo cuando se siente vulnerable y triste estaremos fracasando ESTREPITOSAMENTE, aunque en sí esas acciones puedan ser excelentes en otros momentos.
Todo lo que aquí aprendemos debe entenderse como herramientas. Las herramientas nos dan soluciones en según qué momentos. Pero no se puede utilizar la misma herramienta siempre para cualquier problema. Cada momento requiere una herramienta diferente.
Ya de paso, acompaño la reflexión con un vídeo de un grupo que acabo de descubrir y me encanta. Feliz comienzo de semana a tod@s.
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