Una mujer no es “gilipollas” por rechazarte, ni es una tía estupenda por estar interesada en ti. No es una estrecha por no querer tener sexo contigo. Ni es una cualquiera por aceptar tenerlo. No es tonta por no tener el mismo sentido del humor que tú, ni es brillante por reírte las gracias. Una mujer no es borde por responder mal a tu primera frase (de hecho, lo más probable es que no hayas empezado bien y que cosas como el lenguaje corporal, o la forma de decirlo te hayan fallado sin que te des cuenta), ni es encantadora por querer que te quedes. Ella no es mejor ni peor por cómo te trata a ti, ni por cuánto sube tu autoestima. Y tú no eres mejor por ligártela. Ni peor si no lo consigues. Tu vida no se define por las chicas que te ligas. Ni las suyas se definen por cómo se comportan contigo.

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Sé honesto y acepta que ella puede ser un ser humano estupendo y aún así, no estar interesada en ti. Sé inteligente y date cuenta de que tú puedes ser una persona excepcional y aún así no gustar a una chica. Eso es, simplemente, parte de la vida.

En vez de pensar lo mala o buena que es ella… céntrate en entender qué es lo que ha ocurrido, y qué puedes hacer tú para mejorar y ser un hombre mejor. Todo lo demás… no importa. Las críticas que lanzamos sobre los demás son sólo un reflejo de nuestras inseguridades.

No es maduro ni sano juzgar a los demás por lo mucho o poco que somos capaces de conseguir de ellos. Hay mujeres increíbles y otras que no lo son tanto. Pero perder tiempo condenando los rechazos que recibes no te hará mejorar, ni ser feliz.

P.D. Dedicado a S. Rufi y sus uvas…