La forma en la que un hombre supera la adversidad es un indicador muy bueno de cómo afronta la vida, y los pequeños detalles a la hora de manejar las cosas problemáticas o desagradables dan mucha información sobre esta habilidad.
Ante cualquier problema hay que saber diferenciar si es a corto o largo plazo. Un problema a largo plazo, por ejemplo, es no saber qué tipo de negocio quiere una persona montar después de terminar sus estudios. Un problema a corto plazo es, por ejemplo, que se estropee el coche en mitad de la carretera.
En nuestras metas y problemas a largo plazo debemos ser muy selectivos para asegurarnos de meter en nuestra vida las cosas que realmente nos hacen felices. Pero con los problemas a corto plazo, debemos hacer todo lo contrario.
Es decir que, por ejemplo, a la hora de elegir una pareja, habremos de ser realmente MUY selectivos, porque es algo a largo plazo, que influye en nuestra calidad de vida futura. Pero, para elegir un camarero u otro en una barra de una discoteca, no tendrá ningún sentido ponerse selectivo.
Saber diferenciar en la vida cuándo ser selectivo y “tiquismiquis” y cuándo no hacerlo es básico para ser feliz, para tener éxito en la vida y para causar una sensación positiva en los demás, que haga que nos respeten.
Si nos preocupamos mucho por problemas sin importancia o si empezamos a sacar muchas pegas a situaciones que sólo tienen un par de soluciones posibles, estaremos demostrando una extrema debilidad.
Un problema a corto plazo nos da pocas opciones. En este tipo de problemas, importa poco si algo nos gusta o no. Lo único importante es arreglar el problema. Nuestros gustos no tienen apenas relevancia porque tendremos que adaptarnos a las opciones que haya en ese momento. Algunos ejemplos de este tipo de problemas:
- Quedarnos sin gasolina.
- Llegar a un restaurante que nos encanta y que no haya sitio.
- Que se nos quede el móvil sin batería.
- Que el local donde estamos tenga mucha gente.
- Descubrir que la cafetería donde acabamos de sentarnos es muy cara.
Cualquiera de estas cosas pueden ocurrirte estando con una chica. Y ante estas situaciones no tendrá NINGÚN sentido quejarse. Quejarse es un rasgo de debilidad. Arreglar el problema y ser resolutivo es un claro ejemplo de liderazgo y de valía personal. Cuando estemos ante algo que no nos guste debemos, siempre, tomar una de estas dos decisiones:
- Aguantarnos sin decir nada; no darle ninguna importancia y fluir a través de la situación lo mejor posible.
- Arreglar el problema de muy buen humor siendo resolutivos y muy eficientes al hacerlo.
Pero lo que tendría que estar totalmente prohibido en tu cabeza es: quejarse o hablar negativamente de la situación. Y otra cosa que tampoco debes hacer es enfadarte. Ya dijimos en un artículo anterior que los cabreos sólo deberían tenerse cuando con ello evitamos un mal mayor o le paramos los pies a alguien. Pero enfadarse por una situación que no tiene solución o que no es culpa de nadie, como es que se pinche la rueda de un coche, no tiene ningún sentido y es TOTALMENTE ineficiente.
Una mujer necesita saber que somos capaces de controlar nuestras emociones, resolver los problemas que nos ocurran en la vida y no ceder ante la presión de una situación incómoda o un problema.
genial!!!! todo un hombre, besos
Desde luego que sí, cabreandote por algo que realmente se puede solucionar no adelantas nada y haces que tu autoestima se vaya a freir espárragos. Buen artículo del que hay que tomar nota.