Una parte muy importante de una conversación es el abridor, porque no siempre empezaremos a conversar con personas que ya conozcamos de antes. En muchas ocasiones la conversación tendrá lugar con gente desconocida. Y sí, también con chicas, claro.
Algo muy importante a tener en cuenta es que la habilidad para abrir bien no se adquiere abriendo chicas por la noche para ligar. Es una actitud que tienes que tener constantemente en la vida diaria. O eres el tipo de persona que habla con todo el mundo y que es sociable y divertido, o no lo eres. Pero una persona que no habla con nadie en su vida diaria, un sábado por la noche no va a ser capaz de abrir a una desconocida de forma natural sin que quede raro y tremendamente forzado.
Es decir, que abrir y hablar con desconocidos tiene que ser algo que te acabe saliendo de forma NATURAL en tu día a día, con hombres y mujeres: con la panadera, el carnicero, tu compañero de trabajo, la secretaria de tu jefe, tus padres o el peluquero de tu hermana.
Entonces, una vez tenido en cuenta esto…voy a dar varios consejos que me han ayudado a mí, a la hora de enfocar lo de las aperturas:
- Que sean divertidos. Nunca amargues la vida de la gente que está a tu alrededor. Haz reír, anima, sonríe y aporta buen rollo.
- Si son gente que ves con frecuencia, o que está trabajando…pregunta, anima, interésate y regálales un buen momento. Con frases como: “Hombre, Manolo, ¿qué tal estás?¿Cómo va la mañana?¿Algo interesante?”; o “Buenos días, ¿qué tal? Venía a comprar pan….pero que sea un pan bueno, ¿qué me recomiendas?”; o “Tengo que decir que tenéis una tienda PRECIOSA…da gusto entrar en tiendas con tanta personalidad, ¿la tenéis abierta desde hace mucho?”.
- Si no los conoces y no están trabajando, lo ideal es utilizar un abridor situacional (es decir, que lo sugiera la situación) porque están bastante justificados y son poco invasivos: “Estoy viendo esos nubarrones que se nos acercan…y me da a mí que hoy va a llover pero bien…¿tú qué opinas? ¿Tendremos diluvio o sol?”; o “Perdona, llevo media hora intentando pedir y la camarera no me hace ni caso…pero veo que tú has conseguido tu copa muy rápido…¿hay algún truco especial?¿me traigo la pistola con bengalas para que me vea?¿Cuál es el secreto?”; o “Necesito, por favor, que me digas tu secreto…mi vida depende de ello…¿cómo demonios tengo que hacer para que me pongan la copa tan rápido como a ti?”
- No esperes nada excepcional de la otra persona al comienzo de la interacción. Pónselo fácil, no exijas de primeras. Sé generoso, y empieza dando.
- Al principio habla de ti. Por ejemplo: “Llevo media hora esperando un tren que no llega nunca…y empiezo a plantearme si estoy en el andén correcto o no…me doy cuenta de que quizá no he sido bendecido con el don de encontrar los andenes correctos en esta vida (te ríes)…tú, en cambio tienes toda la pinta de estar enteradísima de los trenes que pasan por aquí…¿este andén es para el tren de Chamartín?”
- Entrar con energía. Tienes que ser enérgico en la vida y pisar fuerte. Si empiezas una interacción, hazlo con ganas. Y si no, no la empieces, pero empezar tímidamente no funciona. Ve por la vida pisando fuerte y deja claro que haces las cosas con convicción.
- Céntrate en entrar bien tú, los resultados ya vendrán. Pon tu atención en conseguir abrir bien, sentirte bien al hacerlo y en realizarlo con convicción. Los resultados vendrán, pero no te centres en ellos.
Abrir, abrir, abrir.
Gran verdad lo que dices aquí, y con lo que yo he experimentado por mi cuenta durante años. Convertir en pseudo-apertura cualquier interacción casual, y llevarla unos niveles más allá de lo que sería normal.
Sin embargo opino también otra cosa en sentido contrario a esa teoría:
Un tipo que no se dedica a ser sociable entre semana, y llega el sábado noche y hace el mega-esfuerzo de utilizar abridores, es un tipo que suele estar esforzándose, y eso se nota. Se está enfrentando a sus miedos. Eso, en algún grado, se capta, y añade valor social. Miedo real o percibido da igual, el caso es que es un tipo que se enfrenta a sus miedos sociales, y por tanto muestra valor.
Cuando eres simplemente un tipo campechano que no te cuesta un pimiento decirle una gracia a cualquiera que se te cruce, también se nota, así que tu apertura no demuestra ningún valor social, y tienes que mostrarlo por otro lado. De hecho, fácilmente te vas de cabeza a solamigo por esa vía, de colega rápido de tokiski.
Piensa en el típico aprendiz de aven, concentrado y esforzado, cocido en su propio miedo, y que acaba teniendo algunos cierres el sábado noche que sale a practicar, cierres que se quedan en beso simplemente porque no se maneja en otras fases, pero no porque la apertura esa que hizo nervioso fuese mal.
Y ahora compáralo con ese amigo tan sociable y dicharachero que todos tenemos (o hemos conocido a alguien así), y que la verdad es que no se come un colín 🙂
Tiene sus pros y sus contras la cosa, como ves 😉
Yo de todas formas abogo por ocasionalmente hacer experimentos durante el día en tareas cotidianas como la compra y lo que sea. Es increíble observar como las TBs siempre están receptivas a interactuar; conocer gente. Para ellas es un continuo. De hecho, es probable que les guste ir a trabajar no tanto por el dinero, como por la ocasión de conocer gente. Siempre están con eso. Nosotros no somos así. Si nos concentramos mucho en algo, pasamos de todo lo demás, normalmente. Ellas no. Siempre están por la labor 🙂
PD: sí sería muy interesante que cuando te inspires al respecto colgaras alguna reflexión de por qué nos oxidamos tan rápido si dejamos de sargear activamente mediante aproximación en frío, cómo superar esas oxidaciones, etc. Tú ya tienes un bagaje impresionante, supongo que en alguna etapa habrás notado esta cuestión.
Un abrazo
Interesantísima reflexión, Californio. Intentaré hacer un artículo sobre la oxidación de la que hablas…
Un abrazo fuerte y gracias por tomarte la molestia de participar tan activa y coherentemente en el blog!!