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Hay que saber mirar

La forma en que miramos a una mujer es muchísimo más importante de lo que puede parecer. El ser humano está diseñado para obtener muchísima más información del lenguaje no-verbal, que de las propias palabras.

De hecho, la mayoría de estudios están de acuerdo en que el lenguaje verbal puro (el sentido literal de las palabras que usamos) sólo constituye un 7% u 8% de la información de comunicación total que recibe nuestro cerebro cuando hablamos con otra persona. Es decir, que si una persona está nerviosa, le tiembla la mano, y tartamudea al hablar, eso nos da muchísima más información sobre él, que el hecho de que nos diga “buenos días” o de que nos cuenta lo que ha hecho esa mañana.

Es por ello, que cuando una mujer está hablando con nosotros, el utilizar unas palabras u otras importa muchísimo menos que el hecho de que nuestra actitud, nuestras acciones y el contexto de la interacción le parezca congruente y le transmitan la seguridad, estabilidad e interés que ella (y sus genes) necesitan.

Y en lo que respecta a nuestro lenguaje no verbal, el rasgo MÁS definitorio de todos, y que más impacto tendrá en su cerebro, será la forma de mirarla.

Digamos que a una mujer se la puede mirar, con tres tipos de “cara”:

  1. Con la cara de, aquí estoy yo, pero me da miedo y me escondo.
  2. Con la cara de aquí estoy yo, pero no estoy cómodo.
  3. Con la cara de aquí estoy yo, y soy lo mejor que te ha pasado en la vida. Me encanta mi cuerpo, me encanta mi forma de ser, y al mirarte a los ojos disfruto YO, porque YO me encanto.

Todo lo que NO sea la opción número tres, le va a transmitir a ella una impresión muy pobre que tendremos que compensar de mil modos y, casi siempre, sin éxito. Es MUY difícil compensar una interacción en la que NO somos capaces de transmitir la actitud del punto número tres con la mirada.

Porque el cerebro femenino está pensado para darle una importancia SUPREMA a la forma en la que la miramos. Todos los mamíferos establecen la energía, respeto y dominación de los animales de su entorno con la mirada. Es como se estable la jerarquía. Toda la diferenciación de status se basa en el criterio del contacto visual. Las mujeres y los hombres hemos heredado genéticamente ese patrón. Es muy complicado respetar a alguien que no mira nunca a los ojos. Y es realmente difícil que alguien que te mira fijamente a los ojos, con convicción y seguridad, no te transmita poder, autoridad y liderazgo. Que, como sabemos, son cosas importantísimas para una mujer.

Si lo que dices es brillante, pero no eres capaz de mirar a la chica a los ojos… entonces es probable que todos tus esfuerzos sean en balde, o que apenas se valoren.

Pero es fundamental que mires de una forma que transmita seguridad y autoestima alta, en vez de agresividad e intimidación. Los matices sutiles a la hora de mirar a la gente que nos rodea son clave en la comunicación. Si aprendemos a mirar bien, y proyectar en cada momento las emociones necesarias para cada interacción, sólo con eso, estaremos cubriendo el 80% del impacto positivo posible a la hora de hablar con cualquier persona.

Lucha por lo que quieres

Hoy os traigo un discurso muy interesante de la película Rocky Balboa (sexta entrega de la saga) que es bastante motivador e interesante en cuanto a escenas cinematográficas se refiere. Aunque sea en una película de ficción, se dicen cosas que más de uno deberíamos aplicarnos de vez en cuando.

Somos muy distintos

Los hombres y las mujeres somos completamente distintos. No somos capaces de darnos cuenta de las implicaciones brutales y radicales que estas diferencias tienen en la vida diaria ni de lo abismales que son. La cultura popular pro igualdad de los últimos 40 o 50 años… aunque con cierta lógica social, ha difundido una y otra vez la errónea y ya refutada científicamente creencia de que hombres y mujeres somos iguales.

Los hombres somos muy distintos de las mujeres. Valoramos cosas distintas, necesitamos cosas diferentes, destacamos positivamente en áreas dispares y nos comunicamos en lenguajes diametralmente opuestos. Nada se procesa igual en la mente de un hombre que en el de una mujer.

Y por si esto fuera poco, la sociedad no hace otra cosa que potenciar aún más esas diferencias.
Los estudios científicos de los últimos años han demostrado, sin lugar a dudas, que los cerebros del hombre y la mujer son estructuralmente diferentes.

Se pueden dar infinidad de datos técnicos de cuáles son esas diferencias, pero la esencia de todo es que el hombre moderno es el descendiente de los mejores cazadores (y nuestro cerebro está pensado para funcionar bien en las áreas que antiguamente se asociaban con la caza y la lucha), y la mujer actual es la descendiente de las mujeres más cooperativas, más empáticas y con más capacidad de actividad multitarea en el cerebro (por eso la mente femenina es tan brillante en comunicación, gestión emocional y resolución pacífica de conflictos).

Somos muy distintos. Muchísimo. E interpretamos la vida de forma radicalmente distinta.
No podremos ser felices si no somos capaces de entender estas diferencias de una vez por todas. El primer paso para ser feliz y tener éxito en la vida es aceptar la realidad. No podemos cambiar nuestra realidad, si no somos capaces de aceptarla antes. Una y otra vez intentamos interpretar el comportamiento del sexo contrario a través de lo que “nosotros haríamos”, pero es que ellas no son nosotros. Ni nosotros somos ellas. Ellas tienen un cerebro pensado para unas cosas y nosotros para otras. Así que es IMPOSIBLE que pensando bajo nuestro razonamiento, seamos capaces de interpretar correctamente el suyo.

Esto es como aprender un idioma. No se trata de intentar ver si sus palabras significan algo en “nuestro” idioma, sino de entender que en su idioma, eso significa algo totalmente distinto. Al igual que “burro”, en español, es un animal, y en italiano significa “mantequilla”. Si un italiano me dice que va a comprar “burro”, tendré que entender que va a ir al supermercado, y no a un establo. Sé que el ejemplo parece ridículo, pero día a día cometemos errores igual de ridículos al intentar entender al sexo opuesto.

No en vano, la tasa de divorcios y rupturas de pareja es altísimo… al igual que el nivel de infelicidad dentro de las parejas que permanecen juntas.

No intentes entenderlo bajo tu punto de vista. Estudia, lee, analiza y practica la comunicación una y otra vez centrándote en aprender SU idioma, interpretando su comportamiento desde su “punto de vista” y no del tuyo.

No fuerces las situaciones

Una y otra vez nos encontramos en la necesidad de encontrar un equilibrio en la vida. Lo más difícil, lo más importante, lo menos evidente… es encontrar el equilibrio interior en las cosas.

Aprender a vivir consiste en ser capaces de controlar ese balance interno. Cuando una interacción no sigue el guión que esperamos, a menudo, nos ponemos nerviosos e intentamos “enderezar” la interacción forzando un poco las cosas y haciendo cosas que, en el fondo no deberíamos hacer, porque nos sale la necesidad.

En muchas ocasiones estamos viendo la realidad y nos negamos a asumirla esperando que “sea” de otra forma. El éxito en nuestras interacciones estará en ser capaces de saber avanzar, cuando la situación lo permita, y saber esperar cuando sea necesario. Como digo, todo se basa en un equilibrio que tenemos que ser capaces de interiorizar.

El éxito no consiste en negar la realidad, sino en aceptarla primero, para cambiarla después. Hoy día se habla mucho del pensamiento positivo. Y parece que ser positivo implica no aceptar nunca que las cosas no están yendo bien y esto es totalmente falso. El pensamiento positivo debe basarse en tener fe en que vamos a superar la adversidad, y NO en hacer como que la adversidad no está ahí.

Y merece la pena pensar en el tipo de hombre que queremos ser. Esto no es algo trivial… ser capaz de aguantar la presión, aceptar las dificultades, ser pacientes y saber superarlas a base de un buen equilibrio interno, es BASICO para tener éxito en la vida y para tener una realidad poderosa. Nadie quiere ser una persona ansiosa que se pone nervioso cuando las cosas no van como él espera.

Si la interacción con una chica no va como tú esperas plantéate varias cosas:

  1. Lo primero es aceptar la realidad y no forzar las cosas.
  2. Si te dan ganas de intentar que funcione aunque el momento no lo sugiera, es que te está saliendo la necesidad y ya hemos dicho mil veces que eso es síntoma de debilidad y de mentalidad de escasez. Así que, hagas lo que hagas a partir de ese momento estarás actuando en base a una emoción errónea.
  3. Es probable que la mujer esté haciéndote creer que no lo estás haciendo bien, porque inconscientemente, quiere comprobar si tienes necesidad y cómo te comportas ante las situaciones difíciles.
  4. No tires la toalla, pero tampoco avances. Si las cosas no van como esperas, sé PACIENTE, y dale tiempo a la interacción. Aguanta la situación hasta que ella vaya teniendo interés legítimo en ti.
  5. Intentando avanzar cuando no toca, lo único que vas a conseguir es destrozar la interacción porque se te va a ver necesitado y con poca inteligencia social.

Si algo no va como tú esperas, no avances. Sé paciente. Trabaja la habilidad de ser paciente y no necesitar que las cosas ocurran. Porque tu valor como hombre y lo que te hace atractivo a sus ojos se basa en la forma en la que superas la adversidad en la vida. Y tu interacción con ella, le da una información muy buena de cómo te desenvuelves en esta área.

Chica sin mano tocando el piano

Hoy os traigo un vídeo maravilloso y precioso de una chica que toca el piano siendo manca de la mano derecha y teniendo tan solo un pequeño muñón con el que manejarse. Un ejemplo asombros y motivador de que todo es posible y de que todos podemos llegar a ser personas realmente excepcionales.

Liderar sin presión

A menudo se plantea la duda de si tenemos que mostrar nuestro interés directamente al hablar con una mujer, o si, por el contrario, tenemos que actuar desinteresadamente al principio para demostrar que no nos impresiona su belleza y que lo que buscamos es conocerla como persona.
A una mujer le da igual que mostremos el interés antes o después. Lo que verdaderamente importa es que seamos sinceros y congruentes con nuestra personalidad y que no tengamos miedo de liderar y darle emoción a la interacción cuando sea necesario.

Una vez más, partamos del enfoque que partamos… se trata de demostrar que no tenemos miedo, ni necesidad. Cualquier fracaso en la vida se debe, básicamente a estas dos emociones: el miedo es lo que nos impide hacer lo que deberíamos estar haciendo… y la necesidad es lo que nos hace hacer cosas que NO deberíamos estar haciendo. El miedo nos frena. La necesidad nos acelera. Cuando no tenemos ninguna de las dos actuando es cuando estamos perfectamente equilibrados.

Ella necesita saber que no tenemos miedo de liderar de vez en cuando. No hace falta que lo hagamos en todo momento, al contrario. Pero habrá momentos en los que se nos requiera demostrar que no tenemos miedo ni de dirigir, ni de avanzar. Tu función como hombre se basa en ser valiente, valioso y decidido. Es una actitud ante la vida. Ella necesita percibir esa valentía en ti.

Basarnos en el método indirecto, no significa ser pasivo. TODO LO CONTRARIO. Del mismo modo, mostrar nuestro interés directamente (método directo) no implica mostrar necesidad, ni regalar. Muestres interés o no al principio, ella necesita que actúes con decisión, y que no tengas miedo de dirigir la interacción, aunque no estés mostrando interés concretamente por ella. Debes ser siempre un líder. No hace falta mostrar interés para ser un buen. Y eso es lo que ella necesita. No necesita métodos, sino una personalidad fascinante y única. Y eso depende SÓLO de ti. Tú tienes todo lo necesario para tener esa personalidad poderosa.

Si diriges en TODO MOMENTO, mostrarás debilidad porque entonces estarías “presionando” y no liderando. Recuerda que debes encontrar un equilibrio entre no-miedo, y no-necesidad. Si presionas, es necesidad. Si no te atreves a liderar, es miedo. Céntrate en tener a raya esas dos emociones.

Y no sólo esto es importante por el impacto que podamos crear en una mujer. Controlar y superar nuestros miedos, y eliminar nuestra necesidad, en la vida es algo fundamental para tener una vida plena y feliz. Es imposible ser feliz en una vida llena de miedos e inseguridades. No es casualidad que ellas rechacen esos rasgos. Son rasgos de debilidad, sea como compañero, o como rasgos personales. Y todos los esfuerzos que hagamos por superar esas dos emociones, serán recompensados con un camino vital maravilloso.

Recuerda que antes de gustarla a ella, tienes que gustarte a ti mismo, estar orgulloso de lo que eres y no tener miedo de dirigir o liderar una interacción hacia lo que tú quieres. Te mereces tener éxito. No tengas miedo de conseguirlo. Tú eres el dueño de tu vida y tendrás en ella lo que te atrevas a intentar. Avanza, pero no presiones. Encuentra tu equilibrio, tu paz interior, tu mejor versión de ti. Equilibra tu vida y tus emociones. Ahí está tu verdadero poder como hombre.