Seleccionar página

Trucos conversacionales. 13- Utiliza la perspectiva del “yo”

A veces no queda más remedio que dar la razón a la Santa Doctrina. Hay un concepto MUY bueno que han incorporado los gurús del mundo de la seducción y que merece la pena mencionar en esta sección. Me estoy refiriendo a la perspectiva del “yo”.

La perspectiva del yo es un concepto interesantísimo y muy útil que hace referencia a que, al hablar con otra persona, en vez de centrarnos en los hechos objetivos…hablemos subjetivamente de cómo esos hechos nos afectan a nosotros. Es decir, que en vez de decir:

  • “Acabo de recoger mi coche del taller”.

Sería mejor decir:

  • “¡Qué contento estoy de tener coche de nuevo! El otro día lo recogí e iba contentísimo y orgulloso.”

O, en vez de decir:

  • “Eres muy atractiva”.

Sería mejor decir:

  • “María, te estoy mirando…y estoy viendo tus curvas…y tu sonrisa…y tus ojos y de repente estoy dándome cuenta de que eres una preciosidad y una mujer fascinante, ya no sé ni de lo que estábamos hablando”.

La gente normal tiende a hablar de hechos, pero los hechos no interesan a nadie. Lo más importante es cómo esos hechos nos afectan a nosotros y las emociones que ellos despiertan.

Hablar desde la perspectiva del yo es algo BÁSICO en la vida. Cualquier dato importante se puede presentar de esta forma, y a la gente le interesará muchísimo más que se lo contemos de una forma emocional y personal, que no de una manera aséptica como si estuviera leyendo un resumen en las noticias.

Esto tiene mucha relación con el concepto de pasión que vimos en el artículo de hace unas semanas. Hablar desde la perspectiva del yo implica hablar de las emociones y ser alguien pasional que SIENTE las cosas y se expone a expresar sus verdaderas emociones y sentimientos en alto.

Es difícil que una mujer hable de sus emociones si tú no eres capaz de hablar de las tuyas. Y ya dijimos que hasta que ella no hable de sus emociones…no estarás teniendo conexión alguna con esa mujer. O sea que es algo muy importante, porque no sólo te hace ser percibido como alguien pasional e interesante, sino que hablar desde la perspectiva del “yo” sienta un precedente para que ella pueda abrirse a ti y generar confianza.

Además, si nos convertimos en personas que hablan desde la perspectiva del yo, estamos reforzando lo que nos hace únicos…porque muchas personas podrán contar el mismo hecho, pero nadie podrá contarlo como nosotros ni sentirlo como nosotros. Estaremos dando emociones y visiones de la vida únicas que, no sólo sirven para crear conexión con una mujer, sino que nos hacen personas más interesantes y enriquecedoras.

La paciencia y la cocina. Vol. 7

Un problema que tenemos muchos hombres es que quizá no sabemos cuánto tiempo dedicar a cada interacción. Pues bien, una analogía que me ha ayudado mucho a mí a entender esto es la cocina.

¿Cuánto tiempo lleva cocinar? Bastante. Y partiendo de este punto de vista se pueden sacar muchas conclusiones.

Cocinar un plato no requiere un tiempo infinito. Tampoco es algo ambiguo, una vez que entiendes la complejidad del plato y lo que el mismo requiere, está bastante claro el tiempo que hay que dedicar. O, al menos, en qué momento hay que hacer cada cosa.

Es interesante entender esto porque asar una carne en el horno tarda lo que tarda. Podemos acelerar un poco el marinado…tener la cebolla frita congelada o el horno precalentando mientras hacemos el sofrito. Pero hay cosas que NO se pueden alterar. El tiempo de cocción o el tiempo de horneo es algo que NO se puede alterar. Tarda lo que tarda. Si intento subir el fuego, lo único que haré será quemar la carne, pero no conseguiré que se haga antes.

En la interacción con una chica ocurre lo mismo. Hay ciertos detalles o atajos, que pueden acelerar ciertas partes de la interacción (al igual que podemos hacer el sofrito mientras horneamos para ahorrar tiempo), pero las partes más importantes de la interacción NO se pueden acelerar (como el tiempo de horneo de una carne). A veces tarda más, y a veces tarda menos, pero para hacer que una mujer se sienta cómoda y confiada a nuestro lado, será necesario dedicar un número de horas determinado. Si dejamos pasar las horas indefinidamente la interacción decaerá y nos verá con poco valor (la carne se nos pasa y seca)…y si intentamos forzar los cierres antes de tiempo, la chica se irá (la carne está cruda) o se enfadará (si subimos el fuego la carne se quema).

En los puentes temporales ocurre lo mismo…si yo estoy constantemente llamando o abriendo la conversación por el chat…es como si, cada dos por tres abro la puerta del horno para ver cómo va la carne…así lo único que haré será secar la carne y conseguir que no se haga y que pierda el aroma.

Una vez más: hay cosas que llevan el tiempo que llevan. El cerebro de una mujer está programado para dedicar tiempo a conocer a una persona y comprobar que esa persona es realmente Alfa. El factor tiempo es algo que ellas saben que no se puede fingir.

Podríamos decir que, en función de lo “sociable” o “accesible” que sea una chica…esos tiempos se verán reducidos. No es lo mismo una mujer tremendamente altiva que otra mucho más abierta y simpática. Los tiempos no serán los mismos. Tampoco será lo mismo una mujer que nos presenta un amigo que otra que no conocemos de nada. Al igual que tampoco tardaremos lo mismo en hacer un sándwich, que en preparar una pierna de cordero.

Cuanta más experiencia tengamos, más rápido sabremos percibir cuánto tiempo tenemos que dedicar a cada interacción y cómo de fuerte tenemos que poner el “fuego”, es decir, cómo de rápido tenemos que ir escalando. Pero para ello tenemos que ser pacientes y NO tener prisa.

Trucos conversacionales. 12- Utiliza el sentido del humor

Al igual que un coche necesita aceite, una conversación necesita sentido del humor. El humor es el lubricante de una interacción; es lo que hace que la conversación fluya suavemente y que se genere un clima de distensión, relajación y confianza.

Evolutivamente hablando, el humor es muy importante porque tiene la función de demostrar que no somos peligrosos. Una interacción sin humor, en la que estemos todo el rato serios…transmite amenaza y posibilidad de ataque. Por el contrario, el humor distiende esta imagen generando una sensación de paz y tranquilidad en la que nadie corre peligro. Digamos que nuestro cerebro nos dice que si estamos riéndonos y gastando bromas, nada malo o peligroso puede pasar.

Y esto es especialmente importante si estamos ante una mujer, ya que para ella, será más peligroso estar en una situación amenazante, por ser, físicamente, menos fuerte que el hombre.

Por si esto fuera poco, la risa libera endorfinas, que vienen a ser como una súper droga natural que libera nuestro cerebro y que nos hace sentir de maravilla. Los efectos de la liberación de endorfinas se han llegado a equiparar, según los científicos, a los producidos por la morfina. Y en muchos hospitales se utiliza la “risoterapia” (terapia basada en hacer reír) para ayudar a enfermos con dolores crónicos a tener menos sensación de dolor. Es decir, que haciendo reír estamos ayudando a la otra persona a tener una experiencia a nuestro lado muy placentera que hará que esa persona tienda a querer estar con nosotros. Hacer reír, hace de nosotros personas “adictivas” en un buen sentido.

Así mismo, el sentido del humor ofrece muchas salidas suaves e indoloras a situaciones sociales incómodas…Y cuando hacemos esto, estamos demostrando muchísima inteligencia social. Si, por ejemplo, estamos charlando con una chica y, de pronto, nos damos cuenta de que la estamos mirando demasiado…una frase del tipo “Vaya, me he quedado embobado mirándote, la próxima vez que me pase, ¡haz el favor de pegarme una bofetada!”, conseguirá reducir la tensión y relajar la interacción de una forma muy Alfa e inocua.

Por último…es fundamental que seamos capaces de reírnos de nosotros mismos. Esto demuestra dos cosas:

  1. Que nuestra autoconfianza es tal que no tenemos miedo de reírnos de nosotros mismos de vez en cuando…porque tenemos abundancia de seguridad para hacerlo. Sólo alguien con mucha confianza en sí mismo se permite el lujo de reírse de sus errores.
  2. Que no estamos obsesionados con gustarla. Reírnos de nosotros mismos es una buenísima forma de “autodescualificarse”, es decir, de demostrar que NO queremos impresionarla. Si ella, por ejemplo, nos insinúa que somos despistados…una muy buena respuesta sería decir algo como “sí, tienes toda la razón, de hecho, ahora que lo pienso creo que se me ha olvidado tu nombre….eras Clotilde, ¿no?”.

Así que recuerda. El humor es muy importante, no dudes en utilizarlo.

La paciencia y el efecto resumen. Vol. 6

Un factor importante del tiempo a la hora de entender las interacciones es que NO es lo mismo ver algo por escrito que verlo en la realidad. Cuando estamos leyendo un libro…una novela, por ejemplo…nosotros sentimos que los sucesos ocurren a una velocidad determinada que nosotros decidimos subjetivamnte…y puede no ser exactamente la velocidad que el autor tenía en mente, pero como es ficción no pasa nada. Cada uno interpreta el libro a su ritmo. Ahí está la gracia, precisamente.

En un ensayo, la cosa es más peligrosa. Malinterpretar una línea temporal puede llevarnos a cometer errores graves en la práctica. Me explicaré mejor.

Imaginemos que estamos estudiando la Revolución Francesa y vemos, antes de empezar, un resumen cronológico de los acontecimientos más importantes…nuestra mente ve todos los sucesos organizados en un papel, uno detrás de otro, ocupando en total medio folio y parece que todo aquello sucedió en MUY poco tiempo.

Esto es INEVITABLE. Cuando la mente humana ve algo resumido que ocupa poco espacio físico, tiende a pensar que todo aquello que está escrito ha ocurrido en POCO tiempo. A no ser que hagamos un esfuerzo por ponerlo dentro de contexto y disciplinar a nuestra mente a recordar que todo eso transcurrió en un periodo dado concreto que tuvo varias fases a lo largo de varios meses y años…la inercia de nuestro cerebro tenderá a simplificarlo todo, haciéndonos sentir que lo que leemos transcurrió MUY rápido.

Esto puede parecer una tontería…pero estoy CONVENCIDO de que esta tendencia del cerebro es uno de los principales causantes de que los alumnos de la Santa Doctrina de la Seducción tengan TANTA prisa por escalar en la interacción con una mujer. Cuando leemos un método de seducción cualquiera, antes de nada el autor nos presenta un esquema donde nos explica las fases esquemáticamente, en medio folio más o menos.

Esto es muy útil para ver toda la secuencia de un vistazo…pero a la mayoría de los autores se les olvida mencionar y/o enfatizar en CUÁNTO tiempo tienen que tener lugar cada una de sus fases. Algunos autores lo mencionan de pasada, pero NO lo enfatizan lo suficiente como para frenar la inercia que tiene el cerebro del lector, de comprimir la línea temporal entre un punto y otro.

Es por ello que si yo, como lector, leo un método de seducción que me habla de todas y cada una de las escaladas en un folio…y el autor NO me ha especificado que entre cada punto del esquema hay que estar a lo mejor 20 minutos hablando con la chica…yo…como lector, lógicamente deduzco que las escaladas hay que hacerlas UNA DETRÁS DE OTRA sin parar.

Pues bien, como no lo dicen ellos, lo digo yo: ¡entre punto importante y punto importante del proceso hay que dejar pasar TIEMPO! Las fases NO deben ir seguidas en una tras otra. TODO LO CONTRARIO.

Según Mystery (que no es precisamente un defensor de la “seducción a fuego lento”) una interacción media tiene que durar una media de 8 horas…distribuidas en una media de 3 sitios distintos y en, unas dos o tres citas aproximadas. ¡¡8 horas!! Si ocho horas, según él (que defiende la seducción rápida) es lo normal para tener sexo. Para el beso, es fácil que sean 2 horas como mínimo. Y así sucesivamente.

Así que recuerda. Aunque por escrito podamos interpretar que va todo seguido NO es así. Una vez más hay que ser pacientes y entender que entre los puntos importantes de cada interacción hay que dejar pasar TIEMPO y actuar con normalidad.

Bruce Lee

Hoy os traigo un clásico. La famosa e interesantísima entrevista que le hicieron a Bruce Lee en la televisión estadounidense poco antes de morir. Un vídeo fascinante sobre la filosofía y vida de una persona que fue un ejemplo, como pocos, de superación personal y perseverancia. Algo que no podía faltar en el Blog.

Trucos conversacionales. 11- Sé empático

Cuando una conversación va mal nos sentimos muy frustrados. A veces pensamos que la otra persona es estúpida por no ser simpática y no invertir…otras pensamos que somos nosotros los que somos un desastre…pero muchas veces no es ni lo uno ni lo otro. En innumerables ocasiones lo que ocurre es que estamos interpretando mal la respuesta de la otra persona porque NO estamos poniéndonos en su lugar; no estamos siendo empáticos.

La empatía es la capacidad de sentir, entender y razonar correctamente las emociones que está sintiendo la otra persona. Es decir, que tenemos que intentar ponernos en su lugar e intentar comprender (e incluso sentir) cómo se siente esa persona y por qué está actuando de esa manera.

Todo en esta vida tiene un motivo. No hay nada casual. Si nuestra interlocutora se comporta de una forma extraña…siempre tendrá un motivo. Y muchas veces, ese motivo no tendrá nada que ver con nosotros. La mayoría de las veces tiene mucho más que ver con la situación o el contexto de ese entorno que con que la estemos cayendo mal.

Si, por ejemplo, yo me acerco a una mujer en una discoteca y antes que yo, la han intentado manosear bailando 20 hombres…ella va a estar en una situación de “rechazo” para evitar que la gente coja confianzas y la “sobe” de nuevo. Eso no es culpa mía, pero será buena idea que sea consciente de ello. Porque como ella no me conoce, no puede saber si yo soy como los demás, o no. Y dado que yo me estoy acercando a conocerla a ella, mi obligación es intentar ponerme en su lugar, y desde el principio preocuparme de que NO me vea de esa forma.

¿Cómo se consigue esto? Primero, poniéndote realmente en su lugar, y desarrollando la habilidad, día a día, de pensar cómo es la vida de los demás, y cómo puede estar sintiéndose la otra persona. No es tan difícil. Requiere ejercicio diario. En vez de pensar tanto en uno mismo o en los resultados, merece la pena pensar más en cómo se sienten las personas que se rodean dada su situación. Con dedicar unos segundos suele ser suficiente.

En la mayoría de los casos, son cosas evidentes, si se piensa un poco en ellas. Así que, primer paso: pensar en ello y dedicar unos segundos a intentar entender por qué la otra persona está reaccionando de esa forma.

Lo segundo que debemos hacer, es intentar posicionarnos como lo contrario que esa persona está temiendo. Si, por ejemplo, nos da la sensación de que ella teme que seamos un baboso…muchas veces será suficiente, simplemente, haciendo un esfuerzo por ser especialmente correcto y educado.

Si lo anterior no funciona…lo tercero que podemos hacer es expresar en alto que entendemos lo que esa persona está sintiendo, pero diciéndolo como si fuera un pensamiento nuestro. Por ejemplo, si pensamos que ella nos ve como un baboso, podemos decir:

“Lo malo de salir por la noche es que la gente bebe mucho…y se acaban convirtiendo en unos pesados que no respetan a nadie…si yo, que soy hombre, estoy harto de verlos, no me quiero ni imaginar cómo será para vosotras…y es una pena, porque muchas veces eso hace que nos pongamos un escudo y que no hablemos a la gente de forma normal por la noche, etc…”

Y si esto tampoco funciona…entonces llega el momento de PREGUNTAR. Si haciendo todo lo anterior…la otra persona no reacciona positivamente…entonces lo mejor será preguntar con cariño y con TACTO, si está bien…o si ha tenido una mala noche por algo…

Esto último es MUY importante NO hacerlo de forma inquisidora…ni echándole nada en cara, sino sinceramente, y de corazón, interesados por si ha pasado algo y si ella está bien.

Asumid que si no os conoce de nada, lo más probable es que el motivo de su rechazo NO seáis vosotros. Ante una pregunta de este tipo…ella es probable que nos dé alguna pista, pero sin contestárnoslo todo de primeras. Seamos pacientes…dejemos que nos vaya contando, y sigamos preguntando con mucho tacto…acerca de eso que le ocurre…

Es importantísimo prestar mucha atención a NO ser invasivos ni entrometidos en las preguntas…preguntando de forma abierta…y dejando que sea ella la que se abra a nosotros y nos cuente su problema poco a poco…